LA HUELLA DE CARBONO EN LA
PRODUCCIÓN, DISTRIBUCIÓN Y
CONSUMO DE BIENES Y SERVICIOS

El cambio climático constituye uno de los mayores desafíos del siglo XXI, no solo por sus efectos ambientales, sino también por las implicaciones sociales, económicas y políticas que genera a escala global. El aumento en las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI), producto principalmente de la quema de combustibles fósiles, la deforestación y los sistemas de producción intensivos, ha ocasionado un desequilibrio ambiental con impactos directos en los ecosistemas, la salud humana, la seguridad alimentaria y el desarrollo económico (IPCC, 2007, 2021). Este fenómeno, lejos de ser un problema distante, se manifiesta en eventos extremos cada vez más frecuentes como sequías, inundaciones y olas de calor, que ponen en evidencia la urgencia de adoptar medidas de mitigación y adaptación.